GRUPO SACERDOTAL LLAMA AL PUEBLO A “DESMONTAR LA PARTIDOCRACIA"

Estamos a menos de un mes del 20 de Mayo día establecido para que el pueblo elija quien mal dirija su destino por cuatro años representando los intereses de unos pocos –casi podemos equipararnos al modelo que copiamos, EEUU, con su 1% perjudicando al 99% como justamente señala el movimiento “ocupemos Wall Street”–. Esa mal representación la han vivido los dominicanos durante los fatídicos desgobiernos que en cada proceso electoral nos hemos regalado: Innecesario es recordar los famosos 12 años; pero la decepción y la esperanza frustrada de los 10, de los 12 del PRD y los 12 del PLD, debieran hacer que este pueblo cree conciencia, recapacite y decida construir su propio modo para forjar su mañana. 

 En esta ocasión se vive, más que un proceso de buscar salida, un derrotero que nos conduce peligrosamente a la tragedia (situación peor que una crisis como diferencia Leonardo Boff) puesto que hemos de elegir entre dos males que se nos proponen: PLD y PRD en el gobierno han sido dos males sufridos y si nos tienta la idea de elegir el mal menor, entre ellos no cabe esa posibilidad, se elige la tragedia. Los dos partidos polarizado y sus candidatos están descalificados: durante sus gobiernos no han hecho sino deteriorar cada vez más los principios que sustentan la idea de patria; han llevado a la mayoría pobre a una situación que se hace cada vez más inaguantable; siguen implementando los modos de confusión focalizando corrupción para justificar, y no afectar y cambiar, el sistema corrupto del que se benefician (es lo que acontece con ese “amagar y no dar” de cada campaña electoral frente a la corrupción practicada) 

El reto para la población consciente consiste en convertir en crisis este trágico derrotero nacional que acontecerá como resultado de las elecciones del 20 de mayo. Nos preocupa cómo muchos de los que se supone seamos parte de esa población consciente, estén llamando a “elegir el mal menor” identificándolo y argumentando a favor de uno u otro de los dos partidos; esto significa mantener vigente una polarización cual péndulo de reloj entre dos extremos corruptos; significa renunciar a un proceso de educación político-social a este pueblo manipulado y engañado. Con renuncia así negamos el Evangelio que profesamos. 

Desde ya debemos aprovechar la coyuntura para educar al pueblo de acuerdo a nuestro alcance, y seguir con este afán después de las elecciones, logrando mayor conciencia popular para que sea desmontada por el pueblo mismo la partidocracia imperante. Es verdad que para esto se necesita una entidad política, por ser la vía electoral el modo más idóneo para generar los cambios necesarios, claro, después de despojar esta vía de los vicios que la manchan y la politiquería que la domina; es verdad que no ha emergido esa entidad política confiable y decidida a forjarse al lado del pueblo, sin embargo existen en la actualidad pequeñas experiencias que van haciendo camino con el pueblo. Empero, nos sostiene la confianza en el pueblo y la esperanza de que el bien y la justicia prevalezcan a pesar de la farsa electorera y la falsa democracia que, como deber, todos hombres y mujeres conscientes, hemos de desmontar.

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